Espacio dedicado a la lengua italiana, con publicación bilingüe, de parte de Jesica Grassino y el equipo de Italia en Clave de Sol
Oggi vi racconto una storia, una storia vera accaduta nella città di Altamura, comune pugliese di 70.000 abitanti circa, famoso per essere identificato nel mondo come la “La città del pane”, ma anche della focaccia…
Questa storia fece il giro del mondo, finendo sulle pagine dei quotidiani stranieri, dal New York Times a Liberation ed è raccontata nel film Focaccia Blus.
Tutto comincia nel 2001, quando ad Altamura, provincia di Bari, viene inaugurata, tra la curiosità di tutti gli abitanti, una grande, fiammante sede di McDonald’s: un ristorante di 550 metri quadri, con tanto di massiccia campagna promozionale in tutta la zona.
Nel frattempo proprio li accanto al colosso del fast food, il signor Digesù, un noto panettiere altamurano decide di aprire la sua piccola attività e sfidare il colosso del fast food proponendo prodotti da forno tipici di Altamura quali biscotti, pane e soprattutto focacce a volontà, cercando di approfittare in qualche modo del flusso di persone attirate dal McDonald’s.
Dopo appena un anno dalla sua apertura ad Altamura (Puglia) il «McDo’» ha ceduto, mancanza di clientela, chiuso!
Non riusciva ad ingranare, non faceva quei profitti prefissati ed ha lasciato Altamura,al suo posto da anni c’è una banca. Digesù e tutte le altre panetterie, invece, lavorano tutte.
Un caso dalle fortissime simbologie che sono state colte in tutto il pianeta come la vittoria di Davide contro Golia, della tradizione contro la globalizzazione.
La vittoria in questione non è quella di un singolo panettiere, ma di una comunità intera, la vittoria di una cultura del cibo che ad Altamura, una orgogliosa terra dalle origini contadine, si tramanda da anni di padre in figlio.
Una comunità abituata da anni ad assaporare ottimo pane, fragranti focacce e panzerotti, le vere mozzarelle, la pasta fatta in casa, la carne locale…non c’è campagna di marketing che tenga!
McDonald’s è stato battuto da una cultura… la cultura del buon cibo italiano!
En Español
Hoy les voy a contar una anécdota, una historia real que sucedió en la ciudad de Altamura, una localidad de Apulia de unos 70.000 habitantes, famosa por ser identificada en el mundo como la «ciudad del pan», pero también de la focaccia. ..
Esta historia dio la vuelta al mundo, acabando en las páginas de periódicos extranjeros, desde el New York Times hasta Liberation y está narrada en la película Focaccia Blus.
Todo comenzó en 2001, cuando en Altamura, en la provincia de Bari, se inauguró, para curiosidad de todos los habitantes, una gran y flamante oficina de McDonald’s: un restaurante de 550 metros cuadrados, que se completó con una campaña de promoción masiva en toda la zona.
Mientras tanto, allí mismo, junto al gigante de la comida rápida, el Sr. Digesù, un conocido panadero altamurense decide abrir su pequeño negocio y desafiar al gigante de la comida rápida ofreciendo productos horneados típicos de Altamura, como galletas, pan y, sobre todo, focaccia. a voluntad, tratando de aprovechar de alguna manera el flujo de personas atraídas por McDonald’s.
Apenas un año después de su apertura en Altamura (Puglia) el «McDonnald’s» cedió, falta de clientes, ¡cerrado!
No pudo ponerse en marcha, no obtuvo esas ganancias preestablecidas y se fue de Altamura, un banco está en su lugar desde hace años. Digesù y todas las demás panaderías, por otro lado, están todas trabajando.
Un caso con símbolos muy fuertes que se han entendido en todo el planeta como la victoria de David contra Goliat, de la tradición contra la globalización.
La victoria en cuestión no es la de un solo panadero, sino la de toda una comunidad, la victoria de una cultura gastronómica que en Altamura, orgullosa tierra de origen campesino, se ha ido transmitiendo de padres a hijos durante años.
Una comunidad acostumbrada durante años a saborear un excelente pan, fragantes focaccia y panzerotti, auténtica mozzarella, pasta casera, carne local… ¡no hay campaña de marketing que aguante!
McDonald’s ha sido golpeado por una cultura… ¡la cultura de la buena comida italiana!
